El cocido, como muchos otros manjares de la actualidad, por ejemplo el pulpo, tiene probablemente su origen en un plato pobre conocido como olla podrida.

Pero ¿qué era la olla podrida?

Consistía en un caldero en el que se cocían todo tipo de carnes, y algunas verduras a fuego muy lento durante mucho tiempo. El término podrido hacía referencia a muy cocinado, blando o deshecho.
No obstante, hay quien incluso se atreve a aventurar que desde el momento en que el hombre descubre el fuego y es capaz de fabricar vasijas comienza su primer contacto con el cocido más básico.
Al crear vasijas de cerámica lo primero que hizo fue llenarlas de agua y ponerlas al fuego para ablandar y comer carne, raíces y hojas.
En cualquier caso, se podría decir que el actual cocido es una estilización de esos inicios con sus pequeñas variantes según las zonas.
En el caso del cocido gallego el protagonista es sin duda el cerdo y aunque se puede consumir en cualquier época del año es típico del invierno debido a la la necesidad de conservar las carnes de la matanza, de ahí la salazón y el curado, muy típico en las zonas del interior de Galicia.
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